Juan, conocido como el Bautista, es el único santo, además de la Madre del Señor, cuyo nacimiento según la carne (el 24 de junio) también se celebra con su nacimiento en el cielo (29 de agosto).
Hijo de Isabel, pariente de la Santísima Virgen María, y de su esposo Zacarías, sacerdote de la clase de Abia, ambos en la vejez, su nacimiento había sido predicho por el Ángel del Señor: “No tengas miedo, Zacarías, pues tu petición ha sido escuchada, y tu mujer Isabel te dará un hijo, al que pondrás por nombre Juan. Será para ti causa de gozo y alegría; y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licores y estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y enseñar a los rebeldes la sabiduría de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lc 1, 11-17).
Su vocación profética desde el seno materno está rodeada de acontecimientos extraordinarios, llenos de alegría mesiánica, que preparan el nacimiento de Jesús. Cuando la Santísima Virgen María, después de la Anunciación, va a visitar a Isabel, ahora en su sexto mes de embarazo, Juan es el primero en reconocer la presencia del Salvador desde el vientre.
“Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. Y dijo alzando la voz: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí? Tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el niño saltó de alegría en mi seno»” (Lc 1, 41-44).
Juan es el Precursor de Cristo de palabra y de vida. Y el mismo Señor lo reconoce como el más grande entre los nacidos de mujer. El bautismo de penitencia que acompaña al anuncio de los últimos tiempos es figura del bautismo según el Espíritu.
La fecha de la fiesta de su nacimiento el 24 de junio, tres meses después de la Anunciación y seis meses antes de Navidad, responde a las indicaciones del evangelista Lucas.