El 23 de mayo, las Monjas Comendadoras recuerdan al beato Vilmos Apor, obispo y mártir.
Vilmos (Gabriel) Apor de Altorja nació el 29 de febrero de 1892 como el sexto de los ocho hijos del barón Gabriel y la condesa Fidelia Palffy, fervientes católicos, en la ciudad de Segesvár (diócesis de Alba Iulia), que en ese momento formaba parte de Hungría.
Después de completar con éxito sus estudios de teología sagrada en la Universidad de Innsbruck, en 1915 fue ordenado sacerdote de la Diócesis de Oradea Mare (Dioecesis Magnovaradinensis Latinorum). Durante veintitrés años desempeñó el ministerio de párroco en la ciudad de Gyula, distinguiéndose por la pastoral, el trabajo social, el cuidado de los enfermos y la educación de los jóvenes. Pío XI lo nombró obispo de Győr el 21 de enero de 1941.
Totalmente dedicado a la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas, desempeñó de manera excelente las funciones de enseñanza, santificación y gobierno.
Rescató a muchas personas durante los difíciles años de la Segunda Guerra Mundial, oponiéndose firmemente tanto al nazismo como al comunismo.
En la tarde del 28 de marzo de 1945, Viernes Santo, cuando las tropas soviéticas llegaron a su diócesis, ofreció un refugio seguro a numerosas mujeres y niños en su residencia y también protegió a las mujeres que temían ser violadas. Cuando llegaron cuatro o cinco soldados soviéticos ebrios con la intención de llevarse a un centenar de mujeres a sus cuarteles, el obispo Apor las mantuvo bien escondidas en el sótano, sin entregarlas ni siquiera cuando las amenazaron con armas. Los soldados estaban a punto de irse cuando de repente una niña, aterrorizada, salió de su escondite para escapar, atrayendo la atención de uno de los soldados: antes de que pudiera disparar con la ametralladora, Mons. Apos la protegió con su cuerpo.
Cuando el obispo se derrumbó, los soldados huyeron. Llevado al hospital, durante tres días el obispo Apor estuvo afligido por amargos dolores que soportó en beneficio de sus fieles y sacerdotes. Después de haber concedido el perdón a sus agresores, Mons. Apor falleció el lunes después de Pascua. Fue beatificado por San Juan Pablo II el 9 de noviembre de 1997.
El Beato Vilmos Apor, obispo y mártir, fue Capellán Conventual ad Honorem de nuestra Orden.