La Cruz de Malta, llamada también de San Juan, de ocho puntas u octógona, es un símbolo usado desde el siglo XII como insignia o venera por los caballeros y las monjas de la Orden de San Juan de Jerusalén (llamada también de Malta desde que el rey Carlos I de España le dio en feudo esta isla en el siglo XVI).
Es blanca por la importancia que se da a la pureza que hay que tener, tanto en el interior del corazón, como por fuera, sin mácula ni mancha. Las ocho puntas de la cruz son en memoria de las ocho bienaventuranzas que siempre debemos tener con nosotros, la primera será la satisfacción espiritual; la segunda, vivir con sencillez y sin malicia; la tercera, vivir en la humildad; la cuarta, llorar las faltas y pecados; la quinta, amar la justicia; la sexta, ser misericordioso; la séptima, ser limpio y sincero de corazón y de pensamiento; y octava, soportar las aflicciones y persecuciones por la justicia. Y estas virtudes se han de grabar y guardar en los corazones, para la conservación de las almas.